Espectadores tendrán que usar tapabocas en toda la etapa 19 del Tour de Francia
La decisión la tomó la autoridad loca.
Los espectadores de la 19ª etapa del Tour de Francia, el viernes entre Mourenx y Libourne (sur), deberán llevar puesta la mascarilla durante el tramo del recorrido que pasa por las Landas, indicó este miércoles la prefectura.
Esta medida sanitaria ya había sido decretada por la prefectura de Gironde para el tramo de carrera previsto por la región, donde se disputará de forma íntegra la 20ª etapa, una contrarreloj entre Libourne y Saint-Émilion.
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"Para garantizar la salud y la seguridad del conjunto de los ciudadanos presentes en las carreteras para seguir el Tour de Francia (...) se impone de 10 horas a 16 horas llevar puesta la mascarilla a toda persona de más de once años en un espacio de 20 metros a cada lado del recorrido del Tour de Francia", indicó la prefectura en un comunicado.
La montaña se despide en la etapa 18
La montaña del Tour 2021 dice adiós por la puerta grande, con el encadenamiento de dos mitos, Tourmalet y Luz Ardiden, dos cimas de categoría especial que gastarán este jueves los últimos cartuchos de los escaladores, dos días antes de la contrarreloj definitiva.
Serán la guinda de una jornada corta, de 129,7 kilómetros entre Pau -que recibirá al Tour por octava vez consecutiva, un récord, para totalizar 73 ediciones- y Luz Ardiden, lo que promete una etapa nerviosa de principio a fin.
Sobre todo porque ya no quedará más terreno para definir la general antes de la crono y porque los ciclistas la afrontan tras cuatro duras jornadas pirenaicas y en el tramo final del Tour, con más de 4.000 kilómetros ya en sus piernas.
Es la ocasión de dejar sobre el asfalto las últimas fuerzas. No hay excusa para guardarse nada.
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Los cuerpos estarán al límite, por segundo día consecutivo por encima de los 2.000 metros de altitud, donde el oxígeno es artículo de lujo y la respuesta de las piernas una incógnita.
En ese contexto, la etapa se resumirá a menos de 60 kilómetros de real competición, el encadenamiento de dos clásicos.
El Tourmalet y sus 17,1 kilómetros de pendiente dura, la más dura de las que ofrece el puerto, ascendido por la cara de La Mongie, al 7,3 % de media, con tramos por encima del 10 %, con sus virajes dolorosos que pueden servir de lanzamiento de ataques osados, sobre todo en su tramo final, cuando más empinado aparece el asfalto.
Un ataque en ese terreno puede ser letal, porque tras coronar a sus 2.115 metros, la bajada de 19 kilómetros, rápida y sin complicaciones, conduce sin transición al pie de una nueva subida, Luz Ardiden, otro nombre de prestigio, más corto, 13,3 kilómetros, pero con un desnivel medio similar, 7,4 %.
En sus 25 virajes, tres más que los de Alpe d'Huez, los ciclistas deberán superar un desnivel de 1.000 metros en poco más de 13 kilómetros, sin reposos, ni un metro en el que la carretera no apunte al cielo.
Al cielo y a la gloria, porque la general que salga de su ascenso ya solo quedará pendiente de la última contrarreloj.
La suma de los dos mitos obliga a una intensidad suprema y puede ser letal para cualquier ciclista que no se encuentre en perfectas condiciones.
El Tour llegó por última vez en 2011 a Luz Ardiden, con victoria del español Samuel Sánchez, que inscribió su nombre en una cima donde figuraba ya el de sus compatriotas Pedro Delgado, Laudelino Cubino, Miguel Indurain y Roberto Laiseka.
Fuente
AFP y EFE