Saber Sufrir
Muchos hinchas se jactan de desbordar pasión por los colores que quieren
Se rasgan las vestiduras en nombre del “aguante” y creen que padecen cuando los resultados son adversos solo porque no conocen al incondicional hincha del Torino de Italia.
El más reciente fin de semana dejó la inmisericorde goleada 7-0 de Atalanta sobre Torino. El rostro de los hinchas del Toro a los 90 minutos después de que su honor fuese mancillado era de dolor puro, de una eterna agonía. Mientras en el imaginario común repetimos en voz alta el coro salsero “La pasión del fútbol es el gol”, más nos alejamos de la esencia pura de este deporte que reside en el fracaso. Perder es una constante y es más terrible cuando se lleva con la carga de ser un equipo maldito, como el del club más sufrido de Turín.
El Toro tiene más de 100 años. Al día que se escribe esta columna ocupa el lugar 12 de la tabla de posiciones a 24 puntos de Juventus que comanda la tabla en la segunda parte de la temporada. ¿Sueñan con ser campeones? Seguro, como todos. Porque en la década de los cuarentas el panorama tenía al Torino como líder indiscutido del fútbol italiano. Il granata levantó el trofeo de campeón en 1943, 1946, 1947, 1948 y 1949. Su hegemonía se interrumpió entre 1944 y 1945; una nimiedad detuvo la liga: La Segunda Guerra Mundial
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En medio de las dificultades bélicas el granate sueña porque dormir más pesadillas parece una cosa imposible a esta altura. Después de semejante mandato dictatorial en la cancha, 31 miembros del Gran Torino fallecieron en un accidente aéreo recordado tristemente como “La Tragedia de Superga” en el año 1949. En aquella catástrofe 18 futbolistas murieron cuando regresaban de Lisboa después de jugar un amistoso con Benfica (otro equipo que sabe sufrir.)
En 1967, cuando parecía que el sufrimiento huía de la ciudad de Turín y los títulos empezaban a acercarse, un obtuso conductor atropellaba de manera mortal a Gigi Meroni de 24 años. Meroni era el nuevo ídolo granate, quien murió por la embestida letal de un tal Attilio Romero. El mismo Attilio Romero que asumió la presidencia del club en el año 2000, en su gestión logró el ascenso de Toro a la Serie A y después destruyó todo lo construído para hundir al equipo en la segunda división producto de los pésimos manejos económico y fue condenado a dos años de prisión. Attilio mató al Torino Calcio y con ello nació el Torino Football Club. Otro nombre, la misma desgracia a cuestas.
Dos tarjetas rojas sentenciaron la goleada sufrida frente Atalanta de Bérgamo. Los tifosi granate refunfuñaron, se agarraron la cabeza y a pesar de todo se quedaron en el Estadio Olímpico hasta el final ¿Qué más da después de una vida de padecimientos? Con siete goles en contra, los seguidores del Torino siguen adelante porque saben lo que es sufrir. Una goleada en 90 minutos, es una minucia.