FASCISMO Y RACISMO
Es difícil condenar las muestras de neofascismo y neonazismo, este no es el caso de los hinchas del Rayo Vallecano y del Celtic de Glasgow
Este fin de semana fue noticia el partido entre Rayo Vallecano y Albacete. En este compromiso de la segunda división del fútbol español, la barra brava del Rayo conocida como “Los bukaneros” emprendió una lluvia de cánticos seguida por el resto del público contra el jugador ucraniano Roman Zozulya quien defiende los colores de Albacete desde 2017. Los insultos, la silbatina y las acusaciones llevaron a a la suspensión del partido. La pregunta es obvia aquí ¿Cuál es el problema con Zozulya? Desde la organización de La Liga de España se afirma que aquí hay componentes de xenofobia contra el ucraniano, sin embargo los cantos de la hinchada del Rayo Vallecano dicen otra cosa.
La animadversión entre el Rayo y Zozulya viene de tiempo atrás. El ucraniano ficharía por “El rayito” para la temporada 2017.La hinchada dio un grito en el cielo y asentó un golpe de autoridad frente a las directivas impidiendo que el club contratará a un jugador de abiertas posiciones neonazis. Zozulya no habla públicamente de su elección ideológica, pero varias evidencias han dejado claro que el ucraniano apoya al movimiento político paramilitar “Pravy Sektor”. De esta manera, el partido Vallecano - Albacete fue un recordatorio nuevamente para Zozulya de su apuesta política . La hinchada local no lo bajó de “Puto nazi”.
Este no es el único caso del año en el que una hinchada sentó opinión contra el neofascismo. Celtic de Escocia recibía en casa a Lazio por acciones de la UEFA Europe League en un partido aparentemente normal, cosa que no resultó así. Los de Glasgow traen consigo una tradición católica y antifascista, mientras los italianos cargan en su espalda con la mancha del fascismo promovido en la primera parte del siglo XX por Benito Mussolini. Lamentablemente, muchos portan esa mácula con orgullo, como en el caso de la hinchada radical de Lazio que viajó a la casa del Celtic dispuesta a provocar.
El 24 de octubre de 2019 las calles de Glasgow se llenaron de neofascistas que caminaban cargando con orgullo una larga pancarta con el lema “Honor a Benito Mussolini” y levantaban el brazo derecho como cualquier nazi del tercer reich. La respuesta de los radicales del Celtic llegó en la cancha: Primero agitaron una simple bandera que decía “Vaffanculo, Lazio”. Segundo, enarbolaron un gran cartel en el que se exhibía una imagen con el cadáver de Mussolini acompañado del lema “Follow your leader” y tercero, “La brigada verde” de Celtic mostró un detallado tifo con Mussolini y su amante Clara Petacci colgados cabeza abajo haciendo referencia a la captura y ejecución de Il Duce por parte de los partisanos de la resistencia italiana. Todo un derbi ideológico.
Sin embargo, cuando hablamos de racismo y fútbol en el año que termina la situación es más que penosa. Futbolistas como Balotelli, Sterling, Rashford, Lukaku y Taison, fueron víctimas de insultos racistas en muchas de las canchas que pisaron este 2019 y ningún partido se suspendió. Lo único a lo que apuntó la FIFA y sus respectivas Federaciones es a publicar comunicados escuetos y a leer frasecillas insulsas de tolerancia previo a los partidos importantes. En cuanto a las hinchadas, ni una sola palabra de solidaridad.
Así que, mientras dos hinchadas plantan cara al neonazismo en las canchas del mundo, el racismo desfila con total impunidad normalizando para todos quienes estamos involucrados en el mundo del fútbol que el grito de “puto nazi” es más grave que el de “negro de mierda”. Hipocresía pura.