Pocas horas después del accidente de Chapecoense, se escuchó por primera vez el nombre de Yaneth Molina. También se escuchó su voz, cabe decir, luego que filtraran el audio del diálogo que ella sostuvo con el piloto Miguel Quiroga, segundos antes de que el avión de LaMia colisionara y dejara como saldo 71 personas fallecidas. 

De acuerdo con la Aerocivil, Molina, de turno como controladora aérea en el aeropuerto José María Córdova de Rionegro esa noche, cumplió con los protocolos de seguridad para facilitar el arribo del avión 2933, el cual no reportó a tiempo la falta de combustible. Si hubo responsabilidad por lo sucedido ese 28 de noviembre, esta se le achaca a LaMia y al propio Quiroga, quien era uno de los socios de la aerolínea boliviana, por no hacer el abastecimiento oportuno para evitar la tragedia. 

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Sin embargo, la vida de la funcionaria cambió por completo a eso de las 10:00 p.m. de aquel entonces, una vez perdió contacto con el piloto del avión. De su identidad no había conocimiento, solo hasta cuando el audio de la conversación con Quiroga se escuchó en los medios de comunicación. A partir de entonces, los días para Yaneth Molina pasaron del anonimato a los señalamientos, en medio del dolor y el desconocimiento que había por la muerte de la mayoría de jugadores de un equipo que enfrentaría a Atlético Nacional en la final de la Copa Sudamericana.