Copa Ryder, el otro mundial
Francesco Molinari aseguró su derecho a estar en el equipo europeo y Brooks Koepka en el estadounidense. ¿Irá Tiger Woods?
Desapareció el mundial de los futbolistas y llega el mundial del los golfistas. Un mundial que poco se parece al que acaba de terminar en Rusia, pues enfrenta a todo un continente con un solo país y el evento cuenta apenas con dos equipos. En dos meses lo mejor de Europa y Estados Unidos se da cita en un torneo que se ha convertido en una especie de duelo de honor por saber si el mejor golf se juega aún en la cuna de este deporte o si los estadounidenses aprendieron tan bien la tarea que ya lo hacen mejor que el profesor.
Como pasa con cualquier selección, los jugadores de la PGA y del Tour Europeo se pelean por estar en su respectivo equipo para participar en esta gran fiesta.
Y hasta aquí las similitudes, pues este es un torneo que tiene muchas particularidades, como el hecho de que la conformación de los equipos es totalmente distinta tanto para europeos como para norteamericanos. Lógicamente en ambos bandos hay igual número de jugadores, 12 en total, pero mientras en el fútbol el técnico decide a quién lleva por sus gustos personales, porque se acomoda mejor a su esquema de juego, porque la prensa lo presiona, etc, en el caso del golf los equipos se forma en su mayoría de manera totalmente meritoria.
En efecto, los jugadores europeos comienzan a sumar puntos a partir del primero de septiembre del año anterior al torneo; los puntos que obtienen en cada torneo que jueguen durante un año son los mismos que le van sumando al ranking para saber si podrán estar en la representación de su continente. Se clasifican así: los cuatro primeros clasificados del ranking de Europa, los cuatro primeros europeos del ranking mundial y cuatro invitaciones (selección a dedo) que le corresponden al capitán en este caso a Thomas Bjorn.
El hecho de que el italiano Francesco Molinari ganara la semana pasada el abierto británico en el campo de Carnoustie en Escocia ya lo asegura como líder de la tabla y seguro participante a solo dos meses de la contienda (los torneos más cercanos a la realización de la Copa Ryder otorgan mayor puntaje).
Para el caso de Estados Unidos, la clasificación comienza en enero del año anterior a la Copa Ryder y culmina el día que finaliza el PGA Champonship, el último gran torneo de la temporada. Es decir que mientras en los europeos la etapa de selección dura un año, en Estados Unidos el periodo es de casi 20 meses. Con otra variante: solamente se valen los puntos de aquellos jugadores que terminen los torneos dentro de los diez primeros puestos. Es decir que si existe un jugador que haya terminado todos los torneos en que participó en el puesto 11 y logre tener la mayor cantidad de puntos que todos los jugadores de Estados Unidos no podría ir porque nunca estuvo en el top diez. La única manera de hacerlo sería el capitán decide convocarlo directamente.
Así como Molinari lidera la tabla de los europeos, Brooks Koepka es el primer llamado al equipo norteamericano. Sin embargo hay nombres emblemáticos en cada continente que pese a no estar en los ocho o nueve primeros lugares son dignos de ser llamados y se convierten en la papa caliente de los capitanes. Para poner un ejemplo, en el ranking europeo Sergio García, quien no pasó en corte en el abierto británico, anda por el puesto 20 de la clasificación. Ahora, ¿usted se jugaría la copa sin García? Un jugador carismático, consistente, con 33 victorias sumadas en la ronda europea y el PGA y que el año pasado ganó en Augusta? Yo me lo pensaría seriamente.
Algo similar debe estar pasando por la cabeza del capitán norteamericano Jim Furyk, quien en el tema de los clasificados por puntos ya tiene claros al menos los seis primeros, pero ve cómo en el puesto siete y el ocho aún está muy apretada la competencia, con Webb Simpson y Bryson Dechambeau peleando muy de cerca por la clasificación directa y con puntos por jugarse que peden cambiar la ecuación. En la baraja para los que puede escoger a su gusto tiene a jugadores como Matt Kuchar, Kevin Kisner, Tony Finau o Xander Schauffele, quien se ubicó en el segundo puesto (T2) en el abierto británico con apenas tres años como profesional.
Pero entre las decisiones más difíciles que tiene Furyk está la de llamar o no a Tiger Woods, quien viene en franca recuperación y tuvo muy cerca su vigésimo quinto major. ¿Tiger o Michelson? o ¿Tiger y Michelson? Ya el debate está servido. Quedan dos meses para la Ryder a partir de ahora, pero quedan pocas semanas para tomar decisiones. Veremos qué va pasando.
Fuente
Antena 2