La tercera fue la vencida: emotiva historia de Óscar Figueroa y su oro olímpico

La historia del deporte colombiano cuenta en sus filas con varios privilegiados que supieron colgarse una medalla de oro olímpica y la mayoría de ellas tiene una historia de superación personal y motivación deportiva, condimentos que le han dado mística a las gestas nacionales en las grandes citas.

Es el caso del pesista Óscar Figueroa, quien anunció su retiro de la halterofilia profesional el año anterior, luego de cumplir su sueño de hacerse con la medalla de oro olímpica en Río 2016. La imagen que quedó en la retina de todos es su emoción y lágrimas de alegría, puesto que fue su tercer y tal vez último intento.

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Figueroa empezó a escribir su historia en los Olímpicos en Atenas 2004. Ahí solo era una promesa y cumplió con una buena presentación, pero lejos del podio; sin embargo, empezó a forjar su camino hacia Pekín 2008, donde se creía que al menos alcanzaría la presea de bronce, luego de tener importantes resultados en campeonatos continentales.

Sin embargo, las justas asiáticas fueron desgraciadas para Figueroa. Siempre quedó la imagen del colombiano y sus tres intentos fallidos por 128 kilógramos en la categoría de 62kg. En el momento clave, sus manos no respondieron y fue eliminado en primera instancia. En medio de la resignación, se conoció que tuvo una hernia y estaba en riesgo de quedar con limitaciones físicas, por lo que tuvo que someterse a estrictas terapias.

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Las justas de Londres fueron su oportunidad para reivindicarse. Llegó con mayor confianza, propia y ajena; incluso, arriesgo de más en busca de la medalla de oro, pero se quedó con la plata (cuarta en la historia de Colombia en las pesas) siendo superado por un duro rival norcoreano y en sus declaraciones finales aseguró que ya estaba pensando en Río 2016, que serían sus últimas justas.

Finalmente, Brasil fue la consagración para Figueroa. Llegó en un fuerte estado físico y mental con gran jerarquía y levantó 142 kg en arranque y 176 kg en envión, así cerró su ciclo olímpico de la mejor manera al ganar la medalla de oro en la categoría de menos de 62 kg con una recordada celebración, donde Figueroa se desvaneció en el piso y rompió en llanto y euforia; demostrando todo el sufrimiento que tuvo para no rendirse y lograr el máximo logro para un deportista.