Manchester City dejó algunas dudas y perdió ante Atlético de Madrid
El de este domingo fue el último partido de preparación de los Citizens previo a su debut oficial.
En medio del vaivén propiciado por el desorden generado por los múltiples cambios aparecieron oportunos el neerlandés Memphis Depay y el belga Yannik Ferreira Carrasco para ejecutar dos latigazos, desde la media luna, que propiciaron la primera victoria de la pretemporada al Atlético Madrid, ante el Manchester City (1-2), en el duelo más exigente hasta ahora en la preparación del cuadro de Diego Pablo Simeone que se apretó al final con el tanto del portugués Ruben Dias.
Fue en el tramo final cuando el choque, hasta entonces cerrado, con ocasiones a cuentagotas, se desató consecuencia de los diecinueve cambios realizados por los dos técnicos, diecisiete de ellos en cinco minutos, que dieron un giro radical a la pinta del encuentro. En la última media hora, con los menos habituales sobre el campo pero con la reivindicación tanto del neerlandés como del belga sobre la mesa, en un duelo amistoso que tuvo algunas conclusiones.
De hecho, dio la sensación de que Simeone empieza a dar forma a su equipo retocado con solo dos cambios en un duelo, en Seúl, que comenzó con un retraso de media hora debido a la tormenta que se desató sobre el estadio horas antes. El preparador argentino recuperó al meta esloveno Jan Oblak, que no jugaba desde abril pasado, y dio entrada en la defensa al turco Caglar Soyunku, sustituto de Stefan Savic, aquejado de una gastroenteritis. El otomano lo aprovechó.
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En el cruce de estilos, en el cara a cara entre Simeone y Guardiola todo quedó en el aire durante la primera mitad. El Manchester City tiró de rutina, con una presión alta y una desenvuelta circulación de balón que creó ciertos problemas al cuadro madrileño al principio.
Amenazó mucho el campeón inglés que no tuvo ocasiones claras. Advertencias como las de Julián Álvarez o Erling Haaland, perfectamente controlado, cuando el Atlético Madrid no había ajustado su situación. Intentos lejanos de Phil Foden o Jack Grealish. Sin más.
En cuanto el cuadro de Simeone asimiló la situación, el partido se abrió. De hecho, tuvo las mejores ocasiones para desequilibrar el marcador impulsado por el agitador Samuel Lino que desbordó en varias oportunidades para la banda izquierda. De sus botas llegaron las mejores del Atlético. Una, en un centro a Álvaro Morata que cabeceó alto cuando se había adelantado al meta Ederson y después otra hacia Thomas Lemar que se dejó el balón detrás cuando encaraba solo al portero brasileño.
Sobresalió la zaga rojiblanca con la seriedad y el compromiso de César Azpilicueta y el hermetismo de los centrales en una primera parte que se cerró con una estupenda carrera de Antoine Griezmann con buena pinta que no tuvo buen fin.
Cada vez las aproximaciones del cuadro español eran más claras, con más pinta de gol. Pudo llegar el tanto en el 49, en un córner botado por Griezmann que prolongó en el primer palo Álvaro Morata y remató, a bocajarro, Samu Lino. El portero Stefan Ortega, que al igual que Ivo Gbric cambiaron la pinta de las porterías de ambos en el intermedio, únicos cambios, sacó con la mano. El VAR, si lo hubiera, habría analizado la acción ante las protestas del Atlético Madrid.
La respuesta del City fue contundente. A continuación. En un disparo seco, en un balón suelto en la media luna, de Kyle Walker que repelió el larguero. Fue justo antes del enorme carrusel de cambios que estableció Pep Guardiola. Ocho variaciones del tirón, casi todo el equipo.
Pocos minutos después fue Diego Pablo Simeone el que dio un giro radical a su once con otras ocho innovaciones. Fue un partido nuevo, nada que ver con lo anterior.
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Salió beneficiado el Atlético Madrid que con el choque roto rompió el equilibrio. Amenazó Pablo Barrios en un mano a mano que salvó Stefan Ortega que nada pudo hacer después, en el 67, en un zapatazo desde la media luna de Memphis Depay, que poco antes entró al campo en lugar de Griezmann.
Fue desde entonces un monólogo rojiblanco que con espacios dejó en evidencia el trabajo del City. Marcos Llorente fue una pesadilla para los ingleses que tenían que multiplicarse cada vez que perdían el balón. El partido se reabrió al final, cuando en el 85, el portugués Rubén Dias cabeceó a la red un córner botado por Sergi Gómez que sorprendió a Ivo Grbic que dio la sensación de poder hacer más.
Fuente
Agencia EFE