Triunfo de altura
Asimismo, con la pelota, el accionar fue hilvanado de forma productiva por el colectivo barranquillero.
La metodicidad en el planteamiento del técnico Julio Comesaña, espléndidamente expuesto en la cancha por los jugadores Tiburones, capitalizó un inmejorable rendimiento y resultado en el primer juego de la serie semifinal de la Copa Sudamericana ante Santa Fe, en Bogotá.
Presión insistente en busca de la pelota, fue una de las fórmulas aplicadas por los centrocampistas rojiblancos, quienes blindaron la zona medular con la ambición de sustraerle el balón al rival.
Narváez, Sánchez y Cantillo, fueron inclaudicables en su gestión. Cumplieron con una magnífica labor táctica; desconectando los intentos de generación de sociedades pretendidas por los locales.
Asimismo, con la pelota, el accionar fue hilvanado de forma productiva por el colectivo barranquillero. Jarlan, Díaz y Teo, fueron pulidos en el encause asociativo hasta el punto de orquestar variadas situaciones con pretensiones ofensivas.
La posesión ejercida del útil fue fundamental para quitarle bríos al Leon, además para ganar confianza en el trámite en zona propia e impropia.
Los movimientos de desequilibrio fueron propicios, con Teo en el primer gol y Piedrahita en el segundo tanto. Dos gestas de lujo, filigranas tejidas hábilmente y con alta precisión en la finalización.
El 2-0 fue un golpe de autoridad, canalizado con base en un funcionamiento ordenado entre las fases de juego que, en gran escala, desestabilizó al cuadro orientado por el profesor Sanguinetti.
La considerable ventaja que arrojó el marcador le entrega al conjunto caribeño una elevada cuota para llegar, por primera vez, a una final continental. Lo faltante tendrá que refrendarlo en el partido de vuelta.