Post-Juegos Nacionales

Una vez terminado el máximo evento deportivo de nuestro país, como son los Juegos  Nacionales, se hace necesario en cada una de las regiones hacer el análisis indispensable para proyectar lo que viene inmediatamente, pues todos sabemos que a la vez que concluye un ciclo olímpico, inmediatamente está comenzando otro y por lo tanto no hay mucho tiempo que perder para iniciar el trabajo o continuar el que viene.

Lo ideal sería que en todos los casos, utilizando una frase muy de cajón, se tuviese la suficiente visión para seguir “Construyendo sobre lo construido”, eso sí, sin dejar de lado el análisis necesario e indispensable de lo que se hizo bien, dejó de hacerse, es susceptible de reforma o debe dejarse en cada uno de los componentes de un ciclo olímpico que abarca cuatro años, oficialmente, pero que en realidad son muchos más.

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No hay duda alguna en cuanto al legado que deja  a una ciudad o  región el  hacer los Juegos, no solo en infraestructura sino en bases para el desarrollo deportivo  pues queda  sembrada una cultura deportiva que de otro modo no es posible lograr o actualizar. Quedan claros ejemplos para promover y ampliar la necesidad de ver el deporte como una herramienta de gran valor para cualquier gobernante que de verdad quiera  el bienestar de su comunidad, además de todo lo referente a salud, educación, servicios, etc.

Y al resto de las regiones del país, aparte de quien organizó,  el periodo post-juegos debe servirles para proseguir el camino hacia el  desarrollo, progreso y apoyo  en función de  la actividad deportiva en la niñez y la  juventud,  no solo para hacer campeones sino igualmente para conseguir mejores ciudadanos en el futuro inmediato.

Es indudable que cada sector de los Juegos tomará un tiempo para reflexionar sobre su actuación  y corresponde ahora a los nuevos alcaldes y gobernadores afrontar  la responsabilidad de hacer deporte entre tantas actividades que los van a ocupar,  a fin de que dentro de cuatro años puedan sentirse satisfechos de haber hecho lo necesario para que su departamento pueda exhibir la progresión que redundará en beneficio del deporte de la nación, uno de los grandes objetivos de los Juegos Nacionales.

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Y entre lo que se dejó de hacerse , quiero resaltar lastimosamente la falta de interés y determinación para abordar la construcción de un velódromo en  Cartagena o Barranquilla que ya fueron sedes recientemente de Juegos como los Centroamericanos o los Nacionales, a sabiendas del enorme beneficio que su construcción –o incluso remodelación, en el caso Barranquilla– traería a tanto talento que  hay en esa región como lo demuestran los casos privilegiados de José Serpa, Alvaro Hodge o Nelson Soto, entre otros, voceros de un talento totalmente desorientado, desconocido y desaprovechado que anda por ahí en calles y carreteras reclamando  la atención necesaria para quienes practican el deporte más ganador de Colombia.

Ojalá que pudiésemos verdaderamente saber que alguien en forma definitiva abordará el espinoso camino que conduzca al escenario que requiere urgentemente la costa norte  para su beneficio y el de Colombia ¿Sera posible?