Next gen vs experiencia

La ATP, en su afán de garantizar la popularidad del tenis después del retiro de Ferderer, Nadal, Djokovic y compañía, ya le puso nombre a la siguiente generación de tenistas; los promocionan en actos publicitarios y las marcas deportivas se pelean por contar con ellos, los de la Next Gen.  

El alemán Zverev (4 en el ranking mundial), el griego Tsitsipas (15), el croata Coric (20), el ruso Kavhanov (26) y el canadiense Shapovalov (28) encabezan la lista de este selecto grupo llamado a heredar la posta del deporte individual más visto en el mundo por televisión. Todos ellos son menores de 22 años. 

Un poco mayores,  el búlgaro Dimitriov (8), el austriaco Thiem (9) y el belga Goffin (11), intentan treparse en lo más alto de un ranking dominado por mayores de 30 años. Nadal a sus 32 años, Federer a sus 37 y Djokovic a sus 31, siguen dominando el circuito. De su generación también son quienes les pelean más de cerca. Del Potro está a punto de cumplir 30 años, Anderson tiene 32 y Cilic cumplirá en septiembre los mismos que el surafricano. Hace unos años era imposible ver algo así. Son cinco mayores de 30 en el top 10.  

Esto habla bien de ellos, y para algunos, mal de los que vienen. El ruso Marat Safin, quien fuera número uno del mundo en tiempos del ocaso de Sampras y Agassi, antes del surgimiento de Federer, en ese limbo normal que viven todos los deportes tras el retiro de las leyendas, ha dicho en una entrevista para el diario El País de España que el tenis se ha profesionalizado pero el nivel no ha subido. Ya había dicho la semana pasada que el hecho de que Federer siguiera arriba a sus 37 años significa que el nivel de las jóvenes promesas es malo. Dice también que en su época era imposible pensar en que un tenista siguiera compitiendo después de los 30 años. 

Bien discutible lo que plantea Safin. En primer lugar porque lo de Nadal , Djokovic y Federer no es normal. Safin, por ejemplo, se retiró a los 29 porque ya no sentía deseos de competir y quería una vida afuera de las canchas más normal. Incluso se lanzó a la política en su país, consiguiendo un lugar como diputado por su región en representación del partido del presidente Putin. Respetable decisión, más de diez años en el circuito pueden enloquecer a cualquiera y son más que suficientes. Pero el amor de Federer, Djokovic  y Nadal por este deporte es tan grande, su deseo de competir, a pesar de haberlo ganado todo, una y otra vez, es tan ejemplarizante, que no se puede concluir que los demás son malos por el simple hecho de no haberlos sobrepasado todavía.  

Por otra parte, los avances de la medicina deportiva han logrado que estos tipos, pasados los treinta, estén tan bien físicamente como uno de veinte, y en condiciones físicas parejas, en un deporte en el que lo mental es tan importante, los mayores marcan la diferencia con su madurez. Los jóvenes podrán tenerlo todo menos la sumatoria de experiencias que han hecho de ellos lo que son.  

De manera que, mientras físicamente estén aptos para la alta competencia, va a ser muy difícil que les arrebaten el trono. Es más probable  que Murray vuelva a la cima si logra superar definitivamente sus problemas de cadera.  

Entre los jóvenes hay mucho talento. Nadie puede negar las capacidades de Zverev, la magia de Kyrgios o la combatividad de Thiem. Seguro les llegará su hora, pero será más tarde de lo que llegaron los de antes. Será  difícil volver a ver un campeón de Grand Slam de 17 años como lo fue Nadal por primera vez y como era lo normal hasta ese entonces. El tenis evoluciona al ritmo de la vida. Al menos así pensamos los positivos.