Liga de cuarta
La IFFHS volvió a hacer de las suyas, para el fácil engaño de los hinchas incautos.
Hilaridad y escepticismo es lo único que puede provocar el nuevo escalafón de la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS ) sobre las supuestas mejores ligas del fútbol mundial, en la que extrañamente aparece la Liga Águila en la cuarta posición.
¿Cuarta? ¿En serio? Pues la entidad puede organizar su clasificación como mejor le parezca, al fin de cuentas son los fríos números, una gélida estadística lejos del análisis futbolístico y logístico, lo que sitúa a cada campeonato en un lugar u otro.
Lo que resulta imperdonable y casi ofensivo es que la Dimayor se ufane de ocupar un lugar fantasioso entre el balompié de élite en el orbe y, con ello, pretenda desconocer las falencias y los desaciertos que el rentado nacional ofrece.
Calificar como progreso el simple reporte estadístico de una organización polémica y ajena al estudio sobre el juego y sus condiciones es iluso. ¿Cómo es posible que la Liga Águila esté mejor calificada que la Bundesliga, la Serie A de Italia, la Ligue 1 de Francia y la MLS?
Lo mejor es argumentar y no entrar en conflicto con una fórmula matemática inventada con el único sustento de mi disgusto.
¿Acaso su nivel de juego es mejor o más atractivo? No, en realidad estamos muy lejos de ingresar a competir en lo más alto sin un brazo económico fuerte que permita mantener en los equipos a las grandes figuras y adquirir a otros artistas que enaltezcan el nivel del torneo. Jarlan Barrera, Jorman Campuzano, Wilson Morelo son ejemplos claros de la paupérrima inversión que nuestros clubes son capaces de realizar.
Ante las grandes ligas no hay parangón posible y los casos de Teófilo Gutiérrez y Luis Díaz con Junior hacen parte de la excepción a la regla, derivada de una meritoria fidelidad digna de destacar. En cambio, es absurdo pensar que en naciones donde se puede deleitar del fútbol de astros como Cristiano Ronaldo, Robert Lewandowski o Marco Reus tengan un escenario de confrontación de menor calidad que el colombiano. Parece una perogrullada, pero toca explicarlo.
¿Será entonces por los escenarios modernos y la tecnología tan ‘tradicionales’ en Colombia? Tampoco. En Colombia solo se puede hablar de estadios decentes en las grandes capitales, los cuales están a años luz de tener similitud alguna con el Allianz Arena en Múnich, San Siro en Milán o el Mercedes-Benz Stadium del Atlanta United en la MLS. Sin agua en los camerinos, con iluminación precaria y canchas que parecen un campo minado es difícil estar a la altura.
Bueno, seguramente es por la fiel asistencia en cada jornada a los estadios. ¡Menos! En la presente temporada, la Bundesliga tiene un promedio de 42.000 aficionados por partido y suma más de 7 millones de espectadores, siendo los de mayor aporte el Borussia Dortmund y el Bayern Múnich con casi 80.000 asistentes en promedio.
Caso similar al del ‘Calcio’ que cuenta con 24.000 peregrinos de promedio y sobrepasa los 5 millones de feligreses en sus campos; o la tan infravalorada MLS, que el último año alcanzó los 22.000 asientos ocupados por encuentro. ¿Y la Liga Águila? Pues nuestro bien ponderado certamen apenas alcanza un promedio de 7.500 aficionados. Lejos, ¿no?
Cada quien puede creer lo que considere y todos son dueños de sus propias mentiras, pero si algún día se quiere contar con una verdadera liga de mediano o gran nivel, lo primero es aceptar qué tipo de espectáculo tenemos, para entender cómo se puede mejorar y sobre qué realidad se puede ubicar.
O quizá leí mal y no era la cuarta liga sino una liga de cuarta.
Fuente
Antena 2