Laver Cup, fascinante

Lo que vimos el fin de semana que pasó fue el tenis hecho divertimento. Más allá del formato en el que se enfrentaron Europa y el resto del mundo, hay muchos ingredientes que el tenis, como lo conocemos, tendrá que implementar en su rutinario calendario para poder mantener su lugar en el trono como el deporte individual más seguido del planeta. 

Es que no fue solamente el hecho de poder ver a Federer y a Djokovic jugar dobles o lo divertido que es observar a todas esas estrellas haciendo equipo y apoyando a quienes normalmente son sus rivales desde un sofá a dos metros de la cancha. Tampoco es únicamente el placer de ver a Bjon Borg tan frío como siempre capitaneando al equipo europeo o a John MacEnroe peleando con el juez de silla como siempre, esta vez desde su lugar de líder del equipo del resto del mundo. No es únicamente el formato de puntuación que aumenta el drama conforme van pasando los partidos. El primer día, cada partido ganado, dio un punto, el segundo dos y el tercero tres. Esto asegura que la disputa es hasta el final. 

Todo lo anterior es muy divertido e hizo parte de un show que, seguramente, se convertirá en tradición cuando año tras año se enfrenten los mejores de cada equipo, tomándoselo muy en serio, así no haya puntos en disputa porque lo que hay es dinero de por medio y mucho. Esto de amistoso tiene poco. Además, como lo anotó Federer, uno de los dueños del torneo, la idea es llevar el show a lugares donde habitualmente no hay tenis de alto nivel. La primera edición fue en Praga y la de este año en Chicago. En ninguna de las dos ciudades hay torneos de alto nivel. No será extraño poder disfrutar de la Laver en México o Brasil a mediano plazo. Todo un espectáculo globalizado.

Pero lo más importante de todo esto sería que, en vez de mirar celosamente lo que hacen Federer y sus muchachos, tomaran lo bueno para implementarlo en el circuito habitual. Por ejemplo, que la disputa de cada partido sea a dos sets y en caso de empate, se defina en un match ‘tiebreak’ al mejor de diez puntos, lo cual hace que el show sea más divertido, dramático y emocionante. De esta manera, los partidos durarían máximo dos horas, más o menos lo que dura un partido de fútbol, la parte mental de los tenistas se vería más exigida y físicamente podrían implicarse de nuevo en la modalidad de dobles que, como se pudo ver, es igualmente emocionante. Esta pequeña modificación le daría al tenis un nivel de emoción todavía más alto y más acorde con un mundo que quiere emociones de corta duración y alto nivel de drama para entretenerse. 

Djokovic, Federer y sus amigos la sacaron del estadio. No dudaron en declarar que desde ya esperan ansiosamente la siguiente edición, dijeron con convicción. Esta es su semana favorita del año y si ellos se divierten nosotros también. Hay que romper el molde de vez en cuando.