La vida deportiva en riesgo

Los accidentes sufridos recientemente por dos deportistas -Tiger Woods,  golfista en USA y Tito Rendón, ciclista colombiano en Jardín ( Antioquia)-, sucedidos fuera de las canchas, nos ponen de presente que también ellos son seres humanos como cualquiera otro y por lo tanto, también están expuestos por su natural fragilidad, al riesgo que implica conducir un automotor o una motocicleta, vehículos en los cuales estos dos deportistas, uno mas famoso que otro, Woods ya estrella mundial y Rendón iniciando apenas el camino hacia el estrellato, encontraron momentáneamente truncadas sus carreras como deportistas profesionales.

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Aún no están oficialmente establecidas las causas de los accidentes referidos, pero sí se conocen las consecuencias de los mismos, reflejadas en múltiples fracturas, lesiones musculares y afectación de órganos vitales, suspensión de entrenamientos y competencias, así como largos y dolorosos períodos de rehabilitación antes de volver a los campos y carreteras en el caso de estos deportistas a los que me estoy refiriendo.

Sobre el golfista, las fracturas en una de sus piernas no parecieran poner en peligro  ni su vida ni su carrera deportiva a pesar de la violencia del accidente en el cual resultó volcado el vehículo que él mismo conducía en horas de la mañana, mientras que en el caso del ciclista las consecuencias son más delicadas pues hay diversas fracturas en pierna, brazo, clavícula y conmoción cerebral , aspectos que lo ponen al frente de una difícil situación para retornar a su deporte,  donde se requiere precisamente de un perfecto funcionamiento de los órganos afectados ante la aparatosa caída que sufrió en el choque con su motocicleta.

Está claro que no es la primera ni será la última oportunidad en la que nos enteramos de accidentes más o menos graves sufridos por estrellas del deporte, aparte de los que están expuestos a sufrir en el ejercicio de su profesión, pero la oportunidad sirve para llamar la atención sobre todo al pedalista, en cuanto al uso de la moto, convertida desde hace muchos años en el peor enemigo del ciclista si se tiene en cuenta lo que significa una caída o choque donde el  que pedalea se encuentra como  conductor o copiloto.

Y no en menor escala suele suceder con el vehículo automotor conducido por el deportista abusando de la velocidad, muchas veces en condiciones de ebriedad o con falta de sueño lo que conlleva una enorme condición de riesgo que el actor del deporte no suele tener en consideración.

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Se trata de llamar la atención al deportista para que ponga en consideración la responsabilidad que tiene primero para consigo mismo y luego con la familia, patrocinador, entrenador y en general, con su entorno. Es indispensable una permanente campaña de formación y educación en este aspecto que comienza desde temprana edad en el hogar y en el colegio, prosiguiendo en el equipo, la selección, ya sea de carácter municipal, regional o nacional.

Ser deportista hoy más que antes, implica un compromiso enorme que el artista  siempre debe tener en cuenta, tanto dentro del escenario donde entrena o compite como fuera de él, y en mayor escala con este segundo aspecto. No es sino fijarse hoy en el estado en que se encuentra Woods y Rendón para que un deportista en cualquier lugar del mundo, y de cualquier disciplina, entre en razón y recapacite acerca de su presente y futuro si es que decide arriesgar su vida deportiva  y personal fuera del deporte, a bordo de un auto o una moto.