La salida de Osorio, el revulsivo que necesitaba Nacional
Osorio terminó confundido en el banquillo de los verdolagas.
Insoportable resistir más a Juan Carlos Osorio en Atlético Nacional. Cada día era peor y ni se veía cómo levantar el rendimiento de un equipo conformado por jugadores de valía.
Una plantilla completa a disposición de un técnico lleno de veleidades que no pudo encontrar el equipo ideal porque al que jugaba bien lo sacaba para el siguiente partido. Una defensa gelatinosa, la peor de la liga colombiana, con 29 goles en contra, una vergüenza para un club como Atlético Nacional acostumbrado a equipos equilibrados entre defensa y ataque.
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Ya había sido humillado por Patriotas en Tunja, que a costa del verde paisa pudo ganar su primer partido del año.
Y, en la noche del sábado 31 de octubre, Millonarios se dio un banquete para un 3-0 que resultó corto dada la neta superioridad azul que jugó con 10 hombres todo el segundo tiempo y apenas recibió dos tiros al arco en todo el partido.
Osorio terminó confundido y declarando que “yo soy el único responsable porque me equivoqué en el planteamiento de juego, en la estrategia y en la escogencia del equipo”.
Para redondear su exposición ante los micrófonos habló que “hemos perdido ante el mejor equipo de Colombia que es Millonarios”, una frase que se puede interpretar de muchas maneras, incluso como una burla a la escuadra dirigida por Alberto Gamero.
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Nunca segundas partes fueron buenas, dice la frase acuñada de tiempo atrás y, en el caso del Director Técnico tipo PRO de la UEFA, se cumplió al pie de la letra.
Culmina el segundo ciclo de Juan Carlos Osorio en Atlético Nacional que apenas duró 50 partidos para un rendimiento del 52 por ciento.
Por lo pronto, Pompilio Páez y Alejandro Restrepo dirigirán al equipo el miércoles frente a River Plate en el Estadio Parque Alfredo Víctor Viera que pertenece al Montevideo Wanderers.
Había que encontrarle la vuelta al equipo y la salida de Osorio con sus caprichos era el revulsivo que se necesitaba para oxigenar el ambiente enrarecido que rodeaba a la institución. No había de otra.
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Antena 2