La rebelión de los chicos
Nacional, Santa Fe, Millonarios, Cali y América le están debiendo al fútbol colombiano.
Muy preocupadas deben estar las aficiones de los equipos más grandes del país al observar el rendimiento de sus equipos; Atlético Nacional, Millonarios, Santa Fe, Cali y América están dejando una lúgubre cara en los estadios del país; el Deportivo Independiente Medellín da espectáculo, pero no puntos; mientras Junior de Barranquilla parece ser el que mejor va a rematar el campeonato.
Hacia el primer semestre del año, el Deportes Tolima sentó un precedente siendo el adalid de los clubes emergentes al destronar del título al favorito Atlético Nacional, pero en la Liga Águila 2018-II toda a ‘rebelión de equipos chicos’ dio el grito de batalla ante los gigantes tradicionales.
¿Cuál es la razón? Podrían argüirse varias como la continuidad de los procesos, menor presión, ausencia de egos o cualquier excusa que desee hacerse válida para desviar la atención de lo verdaderamente importante: el fútbol.
El único equipo grande de Colombia que se está preocupando por generar espectáculo y brindarle una buena experiencia a los aficionados es el Junior de Barranquilla. Pese a que algunos resultados le han sido esquivos, los dirigidos por Julio Comesaña amalgamaron técnica, velocidad, experiencia, orden y juventud a su repertorio y, aun así, no está en los cuatro primeros lugares.
El campeonato colombiano tiene como característica principal la mediocridad y la lentitud; en los estadios nacionales se juego pasmosamente, en un letargo eterno y ello hace que las escuadras con una mínima dosis de talento y velocidad se encumbren en lo más alto.
El Deportes Tolima, con su interesante proyecto en cabeza de Alberto Gamero y la explosión de talentos desconocidos como los venezolanos Yohandry Orozco y Luis González, además del resurgimiento goleador de Marco Pérez es el equipo a vencer este torneo.
Once Caldas reivindicó la carrera de Hubert Bodhert con un onceno de mejor condición que sus anteriores conjuntos y afianzó una idea que lo tiene ad portas de conquistar la Copa Águila situar al ‘Blanco Blanco’ de Manizales en la Copa Libertadores. El balón a ras del suelo, el ataque por los constados y los volantes mixtos que pisan por sorpresa el área hacen atractiva la propuesta de los ‘Albos’.
Bucaramanga se reencontró con Flabio Torres y con los triunfos; Sherman Cárdenas y Michael Rangel han tomado la posta del elenco santandereano y están cerca de asegurar su cupo a las finales.
Equidad ha descendido en su nivel, pero sigue siendo constante su esquema, la distribución de la pelota, la confianza en Stalin Motta como líder organizador y una idea ofensiva rápida y desequilibrante.
Entretanto, los llamados grandes han defraudado por su improvisación y malas decisiones, las cuales no son inherentes a la presente campaña, es que los desaciertos estaban bien escondidos.
Nacional no encuentra el rumbo desde la salida de Reinaldo Rueda y cada vez contrata peor, más caro y de menor calidad; Millonarios se estancó y se quedó con el título de diciembre, aunque el equipo de Russo ya tuvo un atisbo de reacción; Santa Fe y Cali eliminaron el talento de sus equipos y apelan a la estrategia en las pelotas quietas o en el juego aéreo como mejores argumentos para ganar.
América de Cali es otra historia, sin nómina, sin jerarquía y esperanzado en que su tabla de salvación sea un técnico que gana un título cada 25 años, pero cuyas conferencias de prensa son interesantes y jocosas.
El 2019 no perdonó la mediocridad de los históricos y la rebelión de los chicos está cerca de una nueva gesta. Para los grandes, aún queda la jerarquía y la camiseta.
Fuente
Antena 2