El ‘pillo’ de Manchester
Brilla más por sus frases, que por sus resultados en el banco.
Tiene mucha suerte o la verdad sabe mucho, pero no se hace comprender. Así quiero entender al personaje de la semana en el ámbito del fútbol mundial: nada más ni nada menos que el español Juan Manuel Lillo, convertido de un momento a otro en uno de los asistentes de Pep Guardiola en el Manchester City.
Y es que ha tenido muchas oportunidades de demostrar lo mucho que sabe. En su historial tiene la no despreciable cifra de haber dirigido a 16 clubes a nivel mundial, además de ser asistente de Jorge Sampaoli en la selección de Chile y en el Sevilla. El gran interrogante es: ¿toda esa sapiencia y sabiduría, por qué no la ha podido reflejar consiguiendo un título importante? Muy curioso, la verdad es raro que Lillo no haya ganado ni un solo campeonato en los clubes donde ha estado. Sus resultados han sido malos y tengo entendido, desde hace mucho tiempo, que a los entrenadores se les mide por sus logros, a no ser que alguien me demuestre lo contrario.
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¿Será acaso que para algunos, el gran verso que tiene el popular Lillo, es un aspecto importante para calificarlo como un excelente director técnico? Me parece que no debe ser así. Aquí en Colombia estuvo dirigiendo a dos de los clubes más importantes del país, Millonarios y Atlético Nacional, y se tuvo que ir por la puerta atrás.
Lillo ha tenido mucha suerte y lo refleja al llegar al Manchester City. Si bien es cierto que Pep Guardila es su gran amigo, me parece que no tiene el peso suficiente como para ser su asistente, así algunos piensen que ahora el City va tener mejores respuestas en su desarrollo futbolístico.
En su paso por Colombia Lillo no dejó absolutamente nada. Se llevó una gran suma a sus cuentas bancarias, pero su aporte en lo futbolístico fue mínimo por no decir nulo. Fracasó estruendosamente en Millonarios, donde fueron más sus polémicas que lo deportivo durante su estadía con el cuadro ‘Embajador’. Salió del onceno capitalino porque la dirigencia no aguantó más su presencia y lo destituyó fulminantemente. Cero títulos y mucha plata invertida en un técnico extranjero que fue recomendado por la señora Noemí Sanín, quien era en esa época presidente de la Junta Directiva. Ella lo presentó al entonces director deportivo José Portolés, quien también fue despedido por sus malos resultados.
En Atlético Nacional no pudo ser peor su andadura. Todo lo bueno que hizo Reinaldo Rueda, Lillo lo echó por la borda en pocos meses, y ante la presión de la hinchada tuvo que hacerse a un costado y renunciar, y su presencia en el cuadro ‘verdolaga’ se hizo inaguantable. De nuevo su gestión quedó sin bases, y la gran oportunidad de sacar a relucir todos sus conocimientos quedó a mitad de camino.
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Pues bien, ahora resulta que el gran salvador de lo que puede ocurrir positivamente con el Manchester City, en un futuro no muy lejano, es Juan Manuel Lillo. Definitivamente hay quienes creen en cuentos de brujas y quieren mostrar al españolete como uno de los mejores entrenadores del mundo; tratando de minimizar lo sucedido en sus anteriores cargos, con la justificación que no ha tenido tiempo para desarrollar toda su sabiduría y por eso no ha logrado cosas importantes. Ese mensaje no lo paso entero.
Lo que hay sobre el terreno, en la hoja de vida de Juan Manuel Lillo, es una estela de fracasos: no ganó nada en donde estuvo, sólo ha tenido un gran poder de convencimiento con las directivas o contactos para ocupar cargos importantes en varios equipos del mundo.
Que charla muy bien y entretiene a algunos en las ruedas de prensa, no me cabe la menor duda. Esa creo que es una de sus principales virtudes, tirar frases para que los incautos queden boquiabiertos y piensen que están ante uno de los mejores técnicos del mundo. Cuando dirigió a Millonarios y Nacional lo goleó, se atrevió a decir que “a Brasil le metieron siete en el Mundial y prefiero perder un partido 5-0 que cinco partidos 1-0”. Para eso Lillo es incomparable, aunque no sea su fuerte manejar equipos. La verdad que me quedan muchas dudas. Que sabe mucho, de pronto, pero no lo sabe transmitir y para eso también se debe ser bueno.
Lo debían designar en los equipos para entregar frases célebres y charlas motivacionales'. Lillo ha pasado sin pena ni gloria en el fútbol mundial y muy seguro que en varios meses se irá del Manchester City, como ha salido de otras escuadras para proseguir su camino en otra institución que lo albergará como bueno y lo sacará por incompetente.
“Yo vengo aquí porque no tengo más remedio, antes y después, pero el que mucho habla, mucho erra. Lo mejor es trabajar y callar”: Juan Manuel Lillo.
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Antena 2