El fracaso en los tiempos de Jorge Almirón

Después del título de la Copa Libertadores de 2016 y los exitosos procesos de Reinaldo Rueda y Juan Carlos Osorio en Atlético Nacional, era difícil pensar en una situación similar a la que se vive en este momento en el club antioqueño.

Fracaso es el calificativo más común  y el que más se pronunció en relación a la labor de Jorge Almirón con Nacional y no está muy lejos de la verdad; todo lo que jugó lo perdió y eso le costó su salida del banco ‘Verdolaga’.

Sin embargo, si dicho adjetivo sintetiza el presente de Atlético Nacional y de su técnico saliente, ¿qué cabría para otros que en 30 o 40 años de carrera en Colombia suman uno o dos títulos y aun así son considerados como gurús del folclórico balompié nacional?

Para Jorge Jorge Almirón son aceptables muchas críticas y reproches a su gestión y a sus formas; sus derrotas, sus determinaciones, sus planteamientos y hasta sus declaraciones, y aunque lo enunciado fue la causa de su condena, sus jueces dictaron una sentencia apresurada y sus verdugos lo habían ejecutado antes de pecar.

Pero, ¿qué hubiese pasado con el tricampeonato conquistado entre 2013 y 2014 sin la oportunidad de redención que tuvo Juan Carlos Osorio?, luego de quedar eliminado de la liga en su primera experiencia en el exigente banquillo de Nacional.

Osorio ha sido uno de los técnicos más criticados y señalados en el último tiempo en el cuadro verde, pero la paciencia y la confianza en su proyectó rindió frutos con títulos y una final internacional; en su caso, la sabiduría de los equipos grandes imperó y Nacional puso la piedra angular para construir la historia que lo encumbraría en lo más alto del continente en 2016 de la mano de Reinaldo Rueda.

Y hablando del actual seleccionador de Chile, ¿qué tal si con su eliminación en primera ronde la Copa Libertadores en el 2017 se hubiera prescindido de sus servicios? El crédito que consiguió durante su gestión avaló la continuidad del proceso y Nacional pudo experimentar esa idílica y épica remontada sobre el Deportivo Cali.

Con Jorge Almirón se equivocaron porque un fracaso inicial, por doloroso que fuese, no podía destruir una idea elucubrada a dos años; Atlético Nacional jugó una final en el primer semestre, continúa primero en reclasificación con amplia ventaja sobre el resto y tiene opciones de conquistar la Copa Águila. Aún existían posibilidades de coronar el año con un título y la búsqueda del cupo a la Libertadores del 2019.

Descabezar técnicos a mitad de torneo es algo propio de equipos chicos y sin ambiciones, y Nacional, como equipo grande que es, no puede caer en ese tipo de prácticas. ¿Qué técnico serio y competente arriesgará su prestigio tomando las riendas de un club en crisis a mitad de campeonato?

No es claro cuáles fueron los detalles, las condiciones y los términos en los que se dio la partida de Almirón, de cualquier forma, es una decisión perjudicial para Atlético Nacional, independiente de la exacerbación de los ánimos de la afición y la antropofagía en la que el fútbol convive sumergido con la sed de sangre.

Ahora, lo importante es la celeridad y la precisión con la que se designará al nuevo DT; nada fácil, muy complejo, pero necesario. Que no se repitan las épocas del ‘profe’ Navarrete, de José Fernando Santa y algunos otros que fueron llamados para ‘apagar el fuego con gasolina’, citando al difunto David Bowie.

¿Quién llegaría? Suenan Leonel Álvarez y Luis Fernando Suárez; con el primero es retroceder 25 años, con el segundo es mantener una línea de alto perfil, de selección nacional. Parecen lo mismo, pero no; son como el bourbon y el whisky, similares a simple vista, disímiles cuando su calidad es puesta a prueba.

Ojalá Nacional no se equivoque…