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La Selección Colombia quedó eliminada ante Inglaterra en Rusia 2018
La Selección Colombia quedó eliminada ante Inglaterra en Rusia 2018
Foto: Colprensa

El folclorismo es el enemigo de la Selección Colombia

La percepción errada de la realidad futbolística tergiversó la verdadera cara del combinado nacional en el Mundial

La Copa del Mundo es la máxima expresión del fútbol a nivel global, el sueño de cada jugador, cada técnico, de cada nación futbolera. ¿Por qué? Por la simple razón de ser un evento en el que la evolución del deporte exhibe el trabajo de cuatro años de proceso, se enaltecen los valores más sagrados de cada sociedad y donde a través de un partido de fútbol se construye una escalera al cielo exclusiva solo para los herederos de lo sublime.

Es competencia, y la competencia adquiere relevancia de acuerdo a las capacidades que se pueden desarrollar dentro de cada seleccionado. Por ejemplo, no es comparable la medición competitiva entre Nigeria y Alemania, ya que, aunque ambos países van en disputa de la gloria y poseen sus armas, sus recursos, su historia, sus individualidades, su desarrollo y sus expectativas son disímiles.

Parece una perogrullada, pero en Colombia es necesaria la explicación de algo tan obvio porque no se ha comprendido cuál es la verdadera magnitud de lo hecho por la selección nacional en Rusia 2018.

Las críticas a la Selección Colombia no surgen por el compromiso de los jugadores o sus capacidades; los señalamientos apuntan a que de una generación talentosa y altamente reconocida en el mundo, derivaron triunfos muy importantes, pero poco trascendentes por la timidez y las equivocaciones del cuerpo técnico en el momento más álgido de los campeonatos, más precisamente en Brasil 2014 y Rusia 2018.

No obstante, y aunque todos tienen el derecho a opinar y creer en lo que más les convenga, resulta ser un débil aporte a nuestras selecciones soslayar los errores en los procesos endilgando responsabilidades donde no las hay y a quienes no las tienen.

¿Era gol de Yepes? ¿Era gol de Bacca? ¿No fue penal contra Harry Kane? ¿Inglaterra hizo cuatro cambios? Dichos cuestionamientos tienden a causar gracia tan pronto ingresan en el imaginario popular del colombiano, pero son motivo de preocupación cuando se convierten en la excusa de la mediocridad y en el aval de la impotencia de los representativos ‘cafeteros’ en las grandes gestas.

No era gol de Yepes por un evidente fuera de lugar en la jugada previa ante Brasil en el 2014, no fue gol de Carlos Bacca porque el juez sancionó una irregularidad antes de que Colombia generara esa opción de gol y hubiese constituido una falta al Fair Play; es inaudito que se exclame a los mil vientos que los ingleses realizaron cuatro sustituciones sin haber efectuado las tres en el tiempo regular. Si no se conoce el reglamento, ¿para qué opinar o discutir sobre ello? ¡Ridículo!

"Pékerman debe seguir porque nos llevó a dos mundiales consecutivos", espetan muchos sin pudor; si esa es la lógica, pues mejor llamar de nuevo a Maturana que construyó un proceso desde cero y sus equipos no claudicaban tan fácil ante las potencias mundiales.

Se exhiben estadísticas donde es evidente que bajo el mandato de José Pékerman los números de los campeonatos del mundo son superiores para Colombia; no se discute con eso, pero las estadísticas, sin el contexto apropiado, son solamente fríos números. ¿O acaso alguien esperaba que la selección de Chile 62 llegara con la copa? ¿Era justo exigirle al equipo de Italia 90 avanzar más allá de donde se llegó tras 24 años de ausencia?

A la Selección de Pékerman se le pedía más porque sus jugadores tienen un vasto recorrido europeo, pertenecen a la élite y, hay que decirlo, en 9 partidos de Copa del Mundo entre Brasil y Rusia, únicamente hubo enfrentemientos con dos potencias y a ninguna se le ganó.

Convocatorias dudosas, planteamientos errados, alineaciones equivocadas y falta de jerarquía en los instantes cumbres son el motivo de las eliminaciones colombianas, pero lo que más daño hace es el folclorismo, consorte de las malas prácticas y némesis del buen juicio y el sentido crítico.

 

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Antena 2
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