El especialista del tiro libre
El gol conllevó un significado especial, fue un bálsamo para el uruguayo.
La historia del fútbol colombiano en sus 70 años reseña a especialistas en los cobros de tiro libre, y la lista es dilatada. Jorge “El Mortero” Aravena, quien jugó para el Deportivo Cali, fue uno de ellos; César Cueto, “el poeta de la zurda”, fue otro excelso en este rango. El primero, de nacionalidad chilena y el segundo, peruano; militante en Atlético Nacional y América, de Cali.
Pero, a más de los extranjeros, que fueron muchos, dentro del selecto grupo de jugadores nacionales podemos destacar a Iván René Valenciano, “El Bombardero”, quien calibraba violentos e imparables remates hacia el pórtico rival. La potencia del envío de quien marcó 39 goles a través de esa vía intimidaba a los hombres de la barrera y a los goleros.
Los mencionados, con estilos y formas variadas en sus cobros, dejaron una estela singular como cobradores de tiros libres. A ellos se suman algunos porteros que también se distinguieron en la escenografía del balompié colombiano; irreverentes pero convencidos de sus dotes técnicas para aventurarse a salir de sus cabañas a buscar la gloria en situaciones proclives y acomodadas a sus perfiles de pegada.
“El Loco” René Higuita fue el más connotado, por lo arrojado de su juego. Tiros penales y libres cargados de lujo y pirotecnia fueron parte de su catálogo. Miguel Calero, Nelson Ramos y Luis Delgado también dejaron su impronta a través de esa fórmula.
Otros cancerberos, es el caso del venezolano Rafael Dudamel, marcaron una buena cifra de goles, pero apoyándose en los cobros desde el punto fatídico.
Otro meta foráneo, el uruguayo Mario Sebastián Viera, quedó enclavado en el historial del rentado nacional al batir los cuatro goles de tiro libre que habían registrado tanto Higuita como Delgado en sus carreras deportivas.
La gesta del golero “charrúa” fue patentada en la sexta jornada de la Liga Águila en el triunfo de Junior frente al Independiente Medellín, tras una acción estructurada desde la capacidad de interpretación del ejecutante quien actuó sacando provecho del movimiento de algunos conformantes de la muralla; éstos saltaron y Viera, con precisión milimétrica, situó la pelota por el resquicio y a ras de grama, sorprendiendo al cuidapalos David González quien quedó atornillado al piso y sin reacción para salvar su guarida.
Viera llegó a cinco anotaciones en los cobros con balón estacionado: récord en Colombia; pero, para él, el gol conllevó un significado especial, fue un bálsamo que dejó en el olvido un craso error de la jornada anterior cuando intentó despejar un balón retornado por su compañero Deivy Balanta; el uruguayo abanicó el esférico y la pelota se fue a lo profundo de su cabaña. Fue el empate transitorio de Boyacá Chicó que a la postre se quedó con triunfo 2-1.
La pifia produjo un dolor intenso en el portero de 35 años de edad; además de sentir en carne propia la crítica incesante de algún sector que se pronunció en las redes sociales. Fue una semana caótica, pero su determinación para resarcirse de aquella mala jugada le permitió celebrar, quizás, el gol más ansiado de su dilatado caminar en las lides balompédicas, pasando de una jornada a la otra, de villano a héroe. Afortunadamente, el futbol siempre da revancha.