Colombia floja, pero no afloja...

La verdad, la expresión del combinado preolímpico no ha sido el más colorido y, más allá de los destellos de algunas individualidades, sus presentaciones colectivas han oscilado en el rendimiento.

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En esta fase de clasificación la selección no ha podido satisfacer el gusto de la masa y, salvo la balsámica victoria frente a Ecuador, registra otro triunfo, apretado y angustiante, con Venezuela y la derrota con Argentina en el inicio del certamen.

En medio del derrotero futbolístico, los reparos están al orden del día. Con Argentina que, en esta competencia aún está en deuda con su historial, el trámite del juego fue inconstante y desacomodado en el funcionamiento, además con errores puntuales que derivaron en el marcador.

Frente a la selección de la mitad del mundo las cosas funcionaron mejor, desde las modificaciones nominales del entrenador Arturo Reyes y la respuesta del grupo. Colombia se sacudió y ganó de forma  holgada guiada magistralmente por el talentoso Jorge Carrascal. Y ante la aguerrida Vinotinto; la lucha fue sin cuartel para quedarse con los tres puntos y seguir en la pugna por conseguir la clasificación a la fase siguiente del evento.

Sin la brillantez deseada, el combinado patrio procura avanzar y, como tal, tiene una dependencia directa y favorable, por mejor diferencia de goles, con relación a Chile, su próximo rival.

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La clasificación está prevista pero hay que consignarla, y ojalá se produzca a base de un juego equilibrado, diciente y convincente, porque no lograr un cupo a Tokio 2020 sería un rotundo fracaso.