Novena de Navidad completa; día 2: 17 de diciembre 2024
Este martes 17 de diciembre se vivirá el segundo día de las novenas de Navidad.
La Novena de Navidad es una tradición religiosa que se celebra durante los nueve días previos a la Navidad. Cada día incluye oraciones específicas y reflexiones dedicadas al Niño Jesús, la Virgen María y San José, además de cantos conocidos como "Gozos". A continuación, se detalla el contenido correspondiente al día dos:
ORDEN DE LA NOVENA
- Oración inicial de todos los días
- Oración a la Santísima Virgen
- Oración a San José
- Consideración del día (en este caso, del segundo día)
- Los Gozos
- Oración al Niño Jesús
ORACIÓN INICIAL (DE TODOS LOS DÍAS)
Para comenzar la Novena
¡Benignísimo Dios de infinita caridad!
Que tanto amasteis a los hombres
Que les disteis en vuestro Hijo
La mejor prenda de vuestro amor,
Para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen,
Naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio.
Yo, en nombre de todos los mortales,
Os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él, os ofrezco la pobreza, humildad
Y demás virtudes de vuestro Hijo humanado,
Suplicándoos por sus divinos méritos,
Por las incomodidades con que nació
Y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre,
Que dispongáis nuestros corazones
Con humildad profunda,
Con amor encendido,
Con total desprecio de todo lo terreno,
Para que el recién nacido Jesús
Tenga en ellos su cuna y more eternamente.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Soberana María,
Que por vuestras grandes virtudes
Y especialmente por vuestra humildad
Merecisteis que todo un Dios os escogiera por madre suya,
Os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma
Y la de todos los que en este tiempo hagan esta Novena
Para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.
Oh dulcísima Madre,
Comunicadme algo del profundo recogimiento
Y divina ternura con la que le aguardasteis,
Para que nos hagáis menos indignos de verle,
Amarle y adorarle por toda la eternidad.
Amén.
Avemaría y Gloria.
ORACIÓN A SAN JOSÉ
Oh Santísimo José,
Esposo de María y padre adoptivo de Jesús.
Infinitas gracias doy a Dios
Porque os escogió para tan altos ministerios
Y os adornó con todos los dones proporcionados
A tan excelente grandeza.
Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño,
Que me asistáis en esta Novena y siempre,
Para que logre el fruto que deseo,
En honor y gloria de Dios y del bien de mi alma.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CONSIDERACIÓN DEL SEGUNDO DÍA
El verbo eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del decreto divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada.
Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió a un mensajero, que fue Arcángel San Gabriel para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura.
Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María rehusar... Con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el “sí” que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina.
La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en el silencio que se asemejaba al de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar. No era ya sólo el Verbo eterno; era el Niño Jesús revestido de la apariencia humana, y justificando ya el elogio que de Él han hecho todas las generaciones en llamarle el más hermoso de los hijos de los hombres.
LOS GOZOS
Los Gozos son un conjunto de versos cantados o recitados en los que se celebra el nacimiento de Jesús. Cada estrofa incluye una invocación al Niño Jesús, seguida por un estribillo común:
Estribillo común:
Dulce Jesús mío, mi niño adorado,
Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!
- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
ORACIÓN AL NIÑO JESÚS
Para concluir la Novena
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!,
Que dijisteis a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento,
Y en persona suya a todos vuestros devotos:
"Esta es la prueba de mi amor, que todo lo que pidáis en mi Nombre, os lo concederá mi Padre".
Llenos de confianza en vuestra promesa,
Acudimos a Vos, oh Divino Niño.
Os consagramos nuestro corazón y todo nuestro ser,
Para que nuestra oración sea digna de ser escuchada.
Amén.
Este es el desarrollo correspondiente al primer día de la Novena de Navidad, que se realiza con devoción y constancia hasta el 24 de diciembre.
Fuente
Antena 2