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Bayern Múnich vs Sevilla, Supercopa de Europa
Bayern Múnich vs Sevilla, Supercopa de Europa
AFP

Supercopa de Europa: el Sevilla, sin complejos ante el potente Bayern Múnich

El partido se disputará este jueves desde las 2:00 p.m.

El Sevilla afronta sin complejos su primer partido oficial de la temporada con la ilusión de sumar un nuevo título, el de la Supercopa de Europa, pero para ello deberá superar el jueves en Budapest al potente Bayern de Múnich, vigente campeón de la Liga de Campeones y de la Bundesliga y que inició este curso el torneo doméstico con un contundente 8-0 ante el Schalke 04.

El espectacular currículum del conjunto bávaro, uno de los más laureados Europa, es muy respetado en el seno del club andaluz, pero el Sevilla se ha ganado también un puesto de prestigio en el continente, como lo demuestra que el pasado agosto conquistara su sexto título de la Liga Europa al derrotar en la final al Inter de Milán o antes en semifinales a otro equipo de gran historial como el Manchester United.

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Bayern y Sevilla sí están igualados en la Supercopa de Europa, que la han ganado cada uno en una ocasión: los españoles en 2006 al Barcelona (0-3), en el primero de sus hasta ahora cinco intentos; y los alemanes frente al Chelsea en 2013, en la última de las cuatro ocasiones que la disputó.

El partido llega rodeado de las particularidades obligadas desde la pasada primavera por la pandemia de coronavirus, aunque la UEFA ha fijado esta cita como una prueba para el regreso de los aficionados a los estadios y estudiar el impacto en el llamado 'Protocolo de Regreso al Juego" de este organismo.

Así, el Puskas Arena, con una capacidad que supera las 60.000 localidades, estará abierto en un treinta por ciento de su aforo y la UEFA facilitó a cada club contendiente 3.000 entradas, de las que el Sevilla ha hecho uso de medio millar y el Bayern de unas dos mil, todo debido a los inconvenientes y al recelo por los viajes y estrictos protocolos sanitarios exigidos.

En el plano deportivo, el conjunto andaluz llega a esta Supercopa con poco más de dos semanas de pretemporada, periodo en el que ha disputado tres amistosos con formatos atípicos, uno ante el Levante y dos frente al Athetic Club.

Tuvo además el preparador sevillista, Julen Lopetegui, el inconveniente del positivo por COVID-19 del delantero Munir El Haddadi, quien tuvo que quedarse en cuarentena y que no se ha unido al trabajo del grupo hasta el pasado domingo, por lo que es poco probable que esté en el mejor tono para medirse al conjunto germano.

El técnico guipuzcoano tampoco puede contar ya, en comparación con la plantilla que tan buenas sensaciones dejó en la recta final del pasado ejercicio tanto en LaLiga -cuarto clasificado empatado con el tercero- como en la Liga Europa -campeón-, con el cerebro del equipo, el argentino Éver Banega, que se fue al fútbol de Arabia Saudí.

Tampoco estará el que tomó la titularidad del lateral izquierdo, Sergio Reguilón, quien acabó su etapa como cedido por el Real Madrid y ahora ha sido traspasado al Tottenham inglés.

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Por el contrario, sí ha llegado procedente del Barcelona un reconocido sevillista como Iván Rakitic, quien debe paliar la ausencia de Banega; así como el internacional argentino Marcos Acuña, que cubre el hueco dejado por Reguilón.

Otro refuerzo para esta campaña es el mediapunta Óscar Rodríguez, quien llegó tras dos campañas cedido por el Real Madrid en el Leganés y que, además de su reciente debut como internacional absoluto, se ha mostrado muy entonado en la pretemporada.

Con ellos, Lopetegui podría efectuar algunas variantes en su once titular ante el Bayern, aunque no diferirá mucho del que repitió constantemente en los últimos partidos de la Liga Europa en el pasado agosto.

Rakitic parece que estará de salida, pero hay mas dudas en Acuña, que se incorporó al grupo la pasada semana, por lo que Sergio Escudero estaría en el lateral zurdo, mientras que Óscar aguardaría su oportunidad desde el banquillo.

Mientras, el Bayern llega al duelo por la Supercopa tras su espectacular estreno en la Bundesliga con una goleada de estrépito por 8-0 ante el Schalke, con la que amplió a veintidós su racha de victorias seguidas.

El triplete de títulos puede convertirse en dos semanas en quintuplete, con la Supercopa de Europa y la Supercopa alemana, lo que es un motivo más de expectación para este duelo en Budapest.

Sin embargo, en el entorno bávaro se observa cierto escepticismo ante los dos compromisos de supercopa, el segundo será contra el Dortmund, que agregan más partidos a una temporada que ya de por sí será bastante apretada.

Además, la situación de la pandemia de coronavirus en la capital húngara ha propiciado que el solo hecho de que el partido se juegue desate debates en Alemania. A pesar de ello, el Bayern buscará el título y es de esperar que juegue en Budapest con su mejor equipo posible.

Contra el Schalke, el entrenador Hansi Flick tuvo que prescindir de Alphonso Davies y de David Alaba por problemas musculares, aunque han vuelto a los entrenamientos y se prevé que estén disponibles, así como de Kingsley Coman, en cuarentena debido a un positivo de coronavirus en una persona de su entorno.

En el último entrenamiento también estuvo el goleador Robert Lewandowski, que había hecho una pausa por precaución, pero cuya participación en la Supercopa, según el club, nunca ha estado en peligro.

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El Bayern ha empezado la temporada con el propósito de variar un poco el estilo de juego que mostró hacia el final de la temporada anterior.

Flick ha admitido que la presión alta permanente que mostró el Bayern a partir de los cuartos de final de la Liga de Campeones es algo que no se puede mantener a lo largo de cada partido y que se necesita introducir fases de tranquilidad a través de la posesión del balón o también de replegarse un poco por momentos y buscar el contragolpe.

El partido contra el Schalke fue una especie de experimento para esa variabilidad y el Bayern alternó momentos de presión interna con fases más calmadas y, también, con un par de contragolpes mortíferos aprovechando la velocidad de Serge Gnabry y y Leroy Sané y el buen ojo de Joshua Kimmich para meter pases largos y precisos en el momento adecuado.

Fuente
EFE
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