¿Quién fue Amadeo Carrizo y por qué cambió el estilo bajo el arco?

"Porque vi que el arco de Amadeo a las nueve se les achicaba", canta Ignacio Copani en la canción 'Soy de River', un tema futbolero de los hinchas del conjunto riverplatense. Y es que sí, Amadeo Carrizo imprimió ese sello en el fútbol: fue uno de los primeros arqueros líberos que aprendió a atajar fuer a de los tres palos, salía y achicaba, evitaba los goles y no esperaba que el rival pateara para adivinar.

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Carrizo, quien murió con 93 años, fue para muchos el arquero más importante del siglo XX en Sudamérica. Él empezó esto: fue el padre de los José Luis Chilavert, René Higuita, Ubaldo Fillol, Nery Pumpido, Ladislao Mazurkiewicz, Ever Hugo Almeida, Rogério Ceni, etc. Amadeo marcó un antes y un después en el arco.

Fue arquero libero en años cuando eso no se pasaba por la mente; un adelantado de la época que aprendió a manejar los pies con técnica para salir, iniciar el juego desde atrás, observar compañeros y empezar a jugar. Al buen estilo de River Plate, de ese fútbol lírico del Río de La Plata que se popularizó desde los años 40 de la mano de Renato Cesarini y Carlos Peucelle.

Además, su elegancia en el arco lo inmortalizó en las portadas más importantes de las revistas y diarios del fútbol, como El Gráfico de Buenos Aires, que en varias oportunidades lo mostró como el guardameta insignia por su boina y camibuzo que eran característicos en él.

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Adicionalmente, sobre su vestimenta cabe resaltar que fue uno de los primeros arqueros en ponerse guantes. Esa herramienta indispensable para los 'cuida palos' fue popularizada por Carrizo.

Ganó 7 títulos locales con River Plate durante 13 años. Pasó momentos gratos y complicados donde el equipo 'millonario' no pudo conquistar nada. También vistió la camiseta de la Selección de Argentina, la defendió en Eliminatorias sudamericanas, etc.

Casi al final de su carrera, a los 43 años, salió de River y fue contratado por Alfonso Senior, presidente de Millonarios. En el fútbol colombiano se convirtió rápidamente en estrella, pues pese a su edad brilló en el arco azul y se convirtió en ídolo, a pesar de no haber ganado títulos allí. "En mi vida apenas lloré tres veces. Tres veces nada más, ¿y saben qué? Las tres veces fueron por River", decía Carrizo.