Los retos de la Selección Colombia para 2025: Mucho más que la Eliminatoria

El año 2025 se perfila como un período crucial para la Selección Colombia en su objetivo de asegurar la clasificación al Mundial 2026. Bajo la dirección de Néstor Lorenzo, el combinado nacional enfrenta una serie de desafíos que no solo comprometen su rendimiento en las Eliminatorias, sino también su posición en el panorama internacional.

Tras un inicio irregular en las Eliminatorias sudamericanas, el equipo colombiano debe elevar su rendimiento de manera significativa. Aunque actualmente ocupa posiciones de clasificación directa, los empates ante rivales accesibles y la falta de contundencia ofensiva han generado críticas tanto de la prensa como de los aficionados. La obligación es clara: mejorar en el estilo de juego y consolidar una identidad futbolística que permita a Colombia ser competitivo no solo en Sudamérica, sino también en el ámbito global.

Uno de los aspectos clave será el recambio generacional. Jugadores veteranos como James Rodríguez y David Ospina, pilares en ciclos anteriores, han comenzado a ceder protagonismo, y Lorenzo deberá promover nuevos talentos para garantizar la transición.

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Futbolistas como Jhon Jader Durán y Yaser Asprilla aparecen como promesas que necesitan minutos y confianza para asumir roles protagónicos. El desarrollo de estas figuras será vital no solo para las Eliminatorias, sino también para consolidar una base que aspire a competir en 2026.

En términos de resultados, el desafío no se limita a clasificar al Mundial. La FIFA ha anunciado que los cabezas de serie para 2026 serán los nueve primeros del ranking al cierre de 2025, lo que convierte cada partido en una oportunidad valiosa.

Para alcanzar este objetivo, Colombia debe ganar la mayoría de sus compromisos, incluyendo encuentros cruciales contra selecciones de élite como Brasil y Argentina. Adicionalmente, se espera un desempeño destacable en los amistosos internacionales programados durante el año.

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El tiempo apremia, y Néstor Lorenzo tiene la responsabilidad de afinar tanto la estrategia como la ejecución en el campo. 2025 será una verdadera prueba de fuego para la Selección Colombia, que no solo tiene el deber de clasificar al Mundial 2026, sino también de recuperar el prestigio que alguna vez la colocó entre las potencias emergentes del fútbol mundial.