Sergio Ramos, el comandante de un Real Madrid aguerrido

Ya no es el Real Madrid del lujo o del brillo, como en su momento pasaba con Cristiano Ronaldo. El cuadro blanco se coronó campeón de la liga española con una buena cuota de responsabilidad de su capitán, quien apareció en los momentos clave de la temporada para ayudar a sacar los resultados que se necesitaban.

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Pasan los años y Sergio Ramos sigue siendo el bastión de los blancos en su zona posterior. Se le criticará algunos excesos en la cancha, pero su importancia está fuera de discusión. Con 34 años, el andaluz mantiene su poder en el juego aéreo y es osado aquel que intente pasarlo en el uno contra uno. A esto se le suma la capacidad de liderazgo que año tra año se afianza más, con un temple a prueba de todo.

Su forma física está intacta y su amor por el Madrid no tiene techo. Da la impresión que hay Ramos para rato y que nadie mejor que él representa el sentimiento ‘merengue’ de los últimos años. Cuando no hay el fútbol que se necesita, aparece la jerarquía del central para imponer su ley y de paso la ley de los de la capital. Sin la explosión de Hazard y sin la aparición de otros hombres llamados a ser los líderes del juego madridista, buena fue la jerarquía del hombre de mayor experiencia.

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A esto se le añaden sus goles, de cabeza o de penal. Aparece frente al arco contrario como pasó después de la para que hubo por la cuarentena en España. Si bien Benzema fue el hombre de la magia, Sergio Ramos fue el impulsor de la remontada para alcanzar el liderato y volver su equipo inalcanzable. Bastaba con un tanto o dos para sentenciar los partidos, respaldado por el trabajo defensivo que se le vio al nuevo campeón de la liga.