Quique Setién estampó su sello en el debut con Barcelona

Barcelona de España sufrió y ganó. El salvador, el mismo de siempre: Messi. Quique Setién se estrenó en el banco del club catalán y se notaron los cambios en el funcionamiento mostrado en la cancha. La posesión fue la norma en el Camp Nou. La cifra de 80% de control del balón al final del primer tiempo terminó siendo la mejor prueba de los postulados del nuevo estratega, un ferviente seguidor de Cruyff. 

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Si la idea es volver a ser aquel Barcelona de una década atrás, el recién nombrado entrenador encarna este anhelo. La directiva prefirió a alguien con ese ADN de la casa, perdido en parte con Luis Enrique y en buena medida con Ernesto Valverde. Setién, un entrenador de equipos que no aspiran a títulos pero que se caracterizan por sus buenas intenciones con el balón, respeta el pase como cohesionador grupal. 

Así se vio ante Granada. Con los jugones, el técnico de 62 años hizo toda una declaración de intenciones de lo que busca. Posesión más posición, por supuesto; velocidad y pase, uno o dos toques, obviando decir la palabra elaboración. A ello se agrega la figura de Messi ubicado en la función de falso nueve, como hacía entonces, llegando desde atrás, entrando al área y siendo el ‘killer’, liberado de otras labores tácticas innecesarias para él. 

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Quizá el lunar del encuentro pasó por la pegada. Mucha posesión no se tradujo en más y peligrosas llegadas al arco contrario. Se notó la falta del uruguayo Luis Suárez, que estará por fuera varios meses y será uno de los retos a solucionar por parte del estratega. No se descarta que haya un fichaje de última hora para reforzar la parte delantera. Será necesario para afrontar la parte decisiva de la liga española, la Copa de España y la Champions League.