La historia de Kocsis, la cabeza más brillante de Europa después de Churchill

"Kocsis era un gran cabeceador. 'Cabeza de oro' lo llamaban, y un mar de pañuelos celebraba sus goles. Dicen que Kocsis fue la mejor cabeza de Europa, después de Churchill", escribió Eduardo Galeano en el libro 'Fútbol a Sol y Sombra'. Y es que el mítico artillero de Hungría y el Barcelona murió un día como hoy a los 49 años, según dicen, se suicidó (22 de julio de 1979).

Pero la leyenda de Sandor Kocsis nunca se apaga en el Camp Nou y en la Selección de Hungría, donde brilló en los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo de 1954. Este gran delantero lideró junto con Puskas el frente ofensivo de 'los magiares mágicos' en los años 50.

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Y es que en el equipo precursor del 'Fútbol Total' holandés, que era liderado por el técnico Gusztáv Sebes, el papel de Kocsis era fundamental. No más hay que destacar la bota de oro que ganó en el Mundial de 1954 al marcar 11 goles. Lamentablemente, el fútbol de la histórica Selección de Hungría no alcanzó para levantar la copa, pues cayeron ante la Alemania de Fritz Walter en el llamado 'Milagro de Berna'.

No obstante, pudo obtener con Hungría la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952, un hecho recordado por lo importante de dicha medalla en ese entonces.

Lamentablemente, la Revolución Húngara de 1956 evitó que él siguiera actuando en el Budapest Honvéd y el seleccionado de Hungría, por eso tuvo que emigrar a Suiza donde actuó en el Young Fellows, equipo amateur. Ahí mantuvo su condición física hasta que con la ayuda de su compatriota Ladislao Kubala, logró ser contratado por el Barcelona en 1958.

El amor por el Camp Nou fue a primera vista. 'Cabecita de oro' fue goleador en varias oportunidades del equipo catalán y rápidamente se convirtió en ídolo. Ganó dos ligas, dos Copas, dos Copas de Ferias y llegó a la final de la Copa de Europa (hoy Champions League), que perdió ante el Benfica de Eusebio en la ciudad de Berna; un partido que es recordado como 'la noche de los palos'.

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Tiempo después el propio Kcosis juró no volver nunca más a dicha ciudad suiza, pues allí vivió sus dos más grandes derrotas deportivas: la final del Mundial de 1954 y la Copa de Europa de 1961.

El goleador se retiró del Barcelona con lágrimas en los ojos en un partido homenaje ante el Hamburgo jugado en el Camp Nou un 23 de octubre de 1968.

Años después se encontraba hospitalizado de un problema en el estómago, y por causas extrañas, según se cuenta, decidió saltar por una ventana. Su muerte fue un gran golpe para el mundo del fútbol, en especial para su amado Barcelona, que lo homenajeó y constantemente conmemora su natalicio. Nadie en el Camp Nou olvida los grandes goles de Sandor Kocsis, la cabeza más brillante de Europa después de Churchill.