Hace diez años, James se estrenaba con un golazo en Argentina

Si tres semanas antes había debutado como jugador de Banfield, aquel 27 de febrero se estrenó como goleador, y muy a su estilo. Fue su primer gol a nivel internacional y claro, no estaba destinado a ser un tanto cualquiera. Se recordaría esto después cuando fue fichado por el Porto, por el Mónaco, por el Real Madrid o por el Bayern, los equipos que adornarían la carrera de un futbolista que deslumbró con ataques de talento, disparando desde un lugar cualquiera, a su antojo. Natural, absolutamente.

Quizá ese gol con Banfield fue la premonición de otro parecido que entró en la historia del estadio Maracaná en el Mundial de Brasil. También fue James el protagonista y por su puesto su pierna zurda ante un arquero que manoteó al cielo.

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Si algo caracteriza a Fernando Muslera y a Jorge Broun, el portero de Rosario, es que los dos vieron de primera mano un balón que silbó en el aire y que se coló por el lado derecho. No hubo un instante más sorpresivo e inesperado, pero también más fiel de alguien que se acostumbró a hacer fácil lo difícil, en el estadio que fuera, sin mirar al rival, disparando simplemente, llevado por sus impulsos cuando tiene el balón en los pies como en ese noche de sábado en un partido que, con los años, terminó teniendo una trascendencia que nadie se esperaba, ni se imaginaba.

James, el hombre de la zurda impredecible y de una dinámica pocas veces vista, que transformó su anonimato en símbolo de goles imposibles de olvidar.