Barcelona hizo lo imposible: gol en el último minuto y 6-1 ante PSG

La suerte estaba echada. PSG estaba a punto de pasar por primera vez a unos cuartos de final y nada hacía pensar lo contrario, salvo que Neymar hiciera su aparición en el momento más estelar como culé. Tenía en ese entonces 25 años y asumió el rol estelar cuando su club necesitó de él como nunca. ‘Ney’, quien unos meses después prefirió el dineral que le ofrecía el club galo, comandó la remontada y llevó a su equipo a lo imposible. 

De su pierna derecha sacó un disparo curvado al minuto 88 para el 4-1, engañando a Trapp, quien creyó que el balón se iría fuera; dos minutos más tarde generó la falta para el penal que él mismo cobró de manera notable, dejando el suspenso en el Camp Nou. Hacía falta un gol y restaban cinco minutos minutos con la adición. El milagro era posible y solo era cuestión de tirar de jerarquía, de camiseta. 

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Las formas se perdieron en el Barcelona. No era el momento para pensar en tiki-taka. Los pelotazos al área se convirtieron en la norma, con Piqué de delantero y Suárez esperando un rebote. Messi, extrañamente, no tuvo incidencia en aquel pedazo del partido. Pero Neymar volvió a aparecer cuando no había tiempo de más. Tiro libre al área, rebote nuevamente, enganche hacia adentro y centro con la izquierda. No sabemos si la calculó, si sabía a quién le caería el balón. Tampoco sabemos si miró a Sergi Roberto para que el de la cantera la empalmara con lo justo en un suspiro definitivo.

Eso no importó al momento de celebrar. El partido acabó justo cuando el balón cruzó la línea de meta y Sergi Roberto corrió hacia la tribuna. También acabó en el momento en que Luis Enrique celebró como poseído y Messi, en una noche intrascendente, subió a una valla, alzó los brazos y bendijo aquella remontada. Una remontada para la historia, difícil, o más bien imposible de olvidar.